miércoles, 4 de febrero de 2009

Carta a Sir Michael Griffton

Excelentísimo Sir Michael Griffton.
Antes que nada, estaré eternamente agradecido por la increíble experiencia que gracias a usted tuve en el día de ayer. Es realmente incomparable el hecho de que cuando paseaba por las calles de la agradable ciudad de Bath, 2 agentes de policía saltaran sobre mí y me detuvieran, llevándome sin más explicaciones a un calabozo.
Después de pasar toda la tarde escribiendo con la mano derecha y la izquierda unas abominables cartas que me dictaron, los 'angeles de la ley' tuvieron a bien el dejarme en libertad, ya que mi letra no se correspondía con un supuesto anónimo recibido por su persona.
Señor Griffton, con sinceridad, ¿no he tenido ya suficiente?, ¿no he sufrido su acoso durante el juicio de la muerte de su hija?. ¿Cómo puede ser alguien tan fariseo como para preocuparse por su hija cuando usted mismo la echó de su casa tras pronunciar la frase de 'antes muerta que hija mía'?. ¿Acaso no recuerda que su propia hija le producía escalofríos con su sóla presencia?, ¿o acaso ha olvidado las palabras que salieron por la boca de Anna cuando el espíritu de su difunta primera esposa (y madre de Anna) habló por medio de ella?.
Señor Griffton, déjeme en paz, se lo ruego. Bastante tuvimos Anna y yo con el desequilibrado de Aloysius Pryce, el que todavía en su locura sigue creyendo que él y Anna mantenían un romance, cuando la pobrecilla tan sólo visitó la mansión de ese 'tarado' dos veces para estudiar su colección de antigüedades.
Señor Griffton, nadie más que yo lamenta la pérdida de su hija, pero no me haga vomitar con su falsa preocupación, cuando no prestó más atención a los últimos años de su hija que la que se puede prestar a un juguete roto.
Me voy de Bath, buscando refugio. No intente encontrarme, Señor Griffton, ni mande a sus abogados tras de mí, porque yo solo quiero paz y sosiego. Mayores preocupaciones me perturban.
Atentamente.
Jason Green

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